domingo, 20 de junio de 2010

Aquel día que no se como ocurrió

Ya eran las dos, las tres y las seis, y mi reloj continuaba diciendo que no sabia que hacer, era la hora de la tristeza y de la confusión, de fondo sonaba una melodía de desesperación, la misma que se toca en los funerales y en las bodas de los tristes cuando saben que ya no hay salvación, el día seguía pasando, pasando como pasan las cosas sin saber que paso, las horas pasaban igual que ayer, que mañana y justo igual que hoy, sin querer hacerlo por que sabían que esto se acabo, se acabo por acabarse como se acaban las cosas justo al terminar, igual que los que ya están muertos y están por morirse sin poderlo evitar, igual que los vivos que no saben como vivir, el día termina pero no se a que horas empezó, mi reloj no me dice por que sabe lo que ocurrió, lo que ocurrió esta mañana justo después de la noche anterior, que tristes son estos días en los que nunca se sabe como fue que termino.

1 comentario:

Unknown dijo...

esto es un día cotidiano. Nunca sabes en realidad cómo ocurrio, cómo empezo ni por qué ha concluido... sí es que ha concluido. Tal vez el motivo por el que no logras tomar el sentido de tu propio escrito es porque así son los días de la vida, sin sentido, sin guión o aplausos de fondo. Nada te ayuda a comprender (y ni siquiera uno puede estar seguro de lo que recuerda sobre el día) qué es lo que has vivido. A menos de que se tratase de algo que te haya hecho vivir en verdad.
Has hecho algo maravilloso con esto, porque captaste la ausencia de la escencia de algo cotidiano y no volviste nada...